El Matrimonio y su Relación con Dios

TU ESPOS@ , DIOS Y TÚ

Muchos cristianos llegan al matrimonio, constituyen hogares, forman hijos pero les cuesta integrar al Señor a su relación de pareja sobre todo en lo que respecta a la vida conyugal

Bendecid@s mis amad@s, a esta nueva entrega donde les compartiré sobre la relación que debe darse entre tu espos@, Dios y tú, quienes conforman la triada perfecta dentro del matrimonio.

Es así, que cuando el hombre y la mujer cristiana se unen en el sagrado vínculo del matrimonio, se convierten en uno, una sola carne, un solo ser, una sola relación, un mismo propósito, y aunque ambos trabajen en lugares diferentes, en el hogar comparten un mismo espacio. (Mateo 19:5-6)

La pareja cristiana bajo el matrimonio, debe saber que Dios los ha unido una vez y para siempre, y como creyentes deben mantener una relación fuertemente basada en el Señor. 

Como parte de un matrimonio, tu relación con Dios debe ser sincera, porque es en Él, en quien debes sustentar tu relación conyugal, pues da la dirección y el entendimiento para no errar y fracasar, ya que la vida en pareja no es fácil y sólo vencen los que aman y son dóciles de corazón. (Mateo 11:29-30) 

La unión con tu pareja bajo el matrimonio, implica un contrato firmado y sellado con el amor que cada uno tiene respecto al otro y respecto a Dios, el que te permitió que conocieras a ese ser que te acompañará aún en tu vejez. (Colosenses 3:14) 

Como todo contrato, el matrimonio se afianza en las leyes terrenales, pero además el creyente lo fundamenta irrevocablemente sobre la ley de Cristo, poniendo en el timón de su barco, al único Señor que puede llevarlo a puerto seguro, permitiendo que crezca y se fortalezca la verdadera relación con el Dios vivo. 

Por lo tanto, la esposa cristiana debe ir primeramente al encuentro con Dios Padre; y luego, en la dulzura de su hogar y de su regazo, contemplar a su esposo, determinar sus necesidades y preocupaciones, para ayudarle a encontrar soluciones a las dificultades que se le presenten, y ser la columna de fortaleza en el cual él se apoye, como ayuda idónea para la cual Dios la eligió. (Proverbios 31:10-31) 

El esposo cristiano por su parte, debe fundamentar todos sus esfuerzos físicos y vida espirituales en Dios, para que Él lo lleve de victoria en victoria; y observar con tierno amor a su esposa, ver toda su dedicación y esmero, determinando sus necesidades y limitaciones, y con detalle y delicadeza contemplarla con ternura, siempre bajo los principios de Dios, y apartando el tiempo para la oración, la adoración y la alabanza al Señor, dé gracias por contar con la compañera perfecta en Cristo Jesús. (1 Corintios 7:2-5) 

Existen casos de cristianos casados con inconversos, o con creyentes que se han alejado del Evangelio. Para ellos, la oración a Dios Todopoderoso, los edifica y los lleva al camino correcto, siempre que creas con fe, que Jesucristo transforma. Así pues, no dudes en mantenerte en oración constante y ferviente, manifestando los frutos del Espíritu Santo en tu diario vivir, porque ellos dan testimonio a tu pareja, que Dios te escucha y satisface los deseos de tu corazón. (1 Corintios 7:14-16) (Hebreos 13:15) 

El descuido de uno en el matrimonio podría enfriar o dañar la relación, provocando la ruptura y trayendo con ella tribulación. 

En muchas ocasiones uno de la pareja, propicia que se dirija la atención hacia otras personas distintas a la relación conyugal, que es una situación muy común cuando los esposos se alejan de Dios; entonces el enemigo aprovecha para hacer estragos y destruir donde hubo unión. (Hebreos 13:4) (1 Corintios 6:15-20) 

Por lo tanto mi amad@, insisto en que la comunicación sincera con Dios y con tu espos@ es indispensable, así como el amor y el perdón son fundamentales, y la fe en Dios que te fortalece, te acompaña y protege siempre. (Colosenses 5:5-6) 

En cualquier circunstancia, los esposos cristianos deben ayudarse mutuamente en el fortalecimiento de cada uno con Cristo, porque a medida que ella florece, la pareja, el matrimonio, el hogar también se fortalece y se blindan contra los ataques del que viene a destruir. (Hebreos 13:16) 

La relación tuya con Dios, la de tu pareja con Dios, así como la tuya con tu pareja, debe ser por lo tanto, franca, abierta, amorosa, sin mentiras ni recelos, gratificante y muy especial para estar en paz, evitando frustraciones que inducidas por el pecado, conduzcan a satisfacer las debilidades de la carne. (Gálatas 5:19-21) (2 Corintios 7:1-5) 

Por lo tanto, para no caer en tentación, pon toda tu fe en el Señor Jesucristo, quien es el único camino que puede llevarte al Padre, el que te prometió Salvación y vida eterna, porque Él te dio vida cuando estabas muerto en tus pecado, te trajo a la luz del Evangelio, te bendijo cuando lo recibiste, ahora te nutre con su palabra, y si logras manifestar a Cristo en tu vida, también conocerás los deleites del Reino prometido. 

Apoya en el Señor, todos tus pensamientos, sentimientos y acciones, y participa para que tu pareja lo haga también, porque el Padre no se niega, sino que más bien bendice y fructifica. (Proverbios 5:18-22) 

Recuerda siempre, que la pareja fuerte en Cristo edifica el hogar, haciéndolo medio perfecto para criar hijos espiritualmente sanos y fieles creyentes en Dios. Así pues, sigue en unión con aquel que te dio vida en abundancia, amando y atendiendo a tu espos@, respetándola y ayudándola en todo tiempo y lugar, en lo que es bueno y agradable a Dios. 

Evita la contienda que fractura el matrimonio, que lastima al otro, que empobrece tu relación con Dios y con tu espos@; en su lugar, dialoga y llega a acuerdos que les permitan dar nuevos pasos hacia el encuentro con el Señor. Pero si alguno no está dispuesto, no sea tropezadero del otro, porque así como el Señor bendice, también aparta su oído y su rostro de quien no lo ama en verdad. (Colosenses 3:18-19) 

Bendice todos los días de tu vida a tu espos@, porque aunque ya Dios la bendijo, es bueno que lo hagas para la gloria de Dios, hazlo también con tu hogar, con tus hijos, da gracias por todo lo que ves, hueles, comes, respiras y sientes porque es la manifestación de la creación de Dios, y confía tu matrimonio en las manos de Jesucristo, porque en la fidelidad y en el amor, Dios se complace y te acompañará hasta el final de tus tiempos. 

Declara palabra de Dios a tus hijos, en tu hogar, declara libertad en Cristo Jesús, sanidad, paz, abundancia, fortaleza, prosperidad y todo lo que desees que sea agradable a Dios, porque quizás hasta ahora nada has pedido en el nombre de Jesucristo. (Juan 16:24) 

Recuerda que la relación en el matrimonio debe ser sublime, el varón cabeza de la esposa y se llega a ella en un solo cuerpo, así como Cristo cabeza de la iglesia se une a ella en un solo cuerpo, lo primero es la representación de lo segundo. (Efesios 5:23) 

Trabaja en estas cosas con tu espos@, como matrimonio que glorifican a Dios, para que Él esté atento a ti.

❤ Para mayor visión del tema te invito a darle al link y leer:
Efesios 4 y 5
1 Pedro 3:1-9;
Cantar de los Cantares 7
Filipenses 2.1:11

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