REFLEXIÓN A LOS PASTORES DE LAS CONGREGACIONES CRISTIANAS EVANGÉLICAS


REFLEXIÓN A LOS PASTORES DE LAS CONGREGACIONES CRISTIANAS EVANGÉLICAS


Sabes por qué nuestro Señor le hizo llamamiento especial a hombres comunes, y los eligió para que apacentaran sus ovejas. Acompáñame en esta reflexión basada en la palabra encontrada en las Santas Escrituras.



Bendecid@s mis amad@s, pido a Dios nuestro Señor, que guíe con su sabiduría, todo entendimiento para tratar este tema tan delicado, donde haremos reflexión sobre los que tienen el llamado “apacentar” y ser pilares fundamentales de las congregaciones cristianas evangélicas. 



Estas congregaciones se soportan en el pastor y en lo que él predica, sabiendo que tiene la responsabilidad, de guiar el rebaño de Dios en el conocimiento del Evangelio y hacia la salvación eterna, por lo que con amor y misericordia, deben apacentar la grey y establecer el orden como manda la palabra en las Santas Escrituras. (1 Corintios 14:33) 

Bendecidos los pastores que obedecen a la palabra santa del Dios Vivo, y la esparcen en la congregación, como semilla buena en campo limpio, abonado y fértil. 

Y solicito a los herman@s que me leen, hacer oración por aquellos pastores que continúan aún en lo carnal, ministrando temas distintos al Evangelio, que estando lejos de la fe, en nada edifican a la congregación, y por el contrario, exacerban los ánimos de los miembros del cuerpo de Cristo. (1 Pedro 5:2-4) 

Es un hecho, que se observan pastores tratando temas políticos, económicos y sociales en las congregaciones, y aunque es cierto que todos estamos inmersos en ese “sistema de cosas”, el templo es el lugar para la oración y la adoración, donde sólo se debe manifestarse la fe y la sana doctrina del Evangelio, colocando todo lo demás, en las manos seguras de Dios; porque ese es el espacio y el tiempo para el Señor y la palabra que en ella se devela debe ser la justa y necesaria. (1 Timoteo 4:1) 

Porque en ese sentido, no todos los creyentes comparten una misma opinión, ni un mismo parecer, y traerlos a la congregación, es fuente de perturbación, de discrepancia y disgregación de los herman@s, porque no fue a eso, a lo que mando nuestro Señor. (1 Timoteo 1:3-6)

Al introducir esos temas, muchos se olvidan que Dios es el creador de todo, y todo está en sus manos, y todo lo dado por Dios es bueno y bendito para los justos, por lo que en obediencia, debemos permanecer confiados en Él.          (1 Timoteo 4:4-9) 

Entonces, por qué tratarlos en las congregaciones, si Dios conoce desde el principio las necesidades materiales y económicas de sus fieles, y si nos acercamos en oración sincera, las satisfará, porque Él es dueño del oro y la plata. (Hageo 2:8; Filipenses 4:19) 

En lo político, es Él y sólo Él, quien pone y quita autoridades y gobiernos, porque su palabra se cumple, aunque muchos traten de quebrantarla o manipularla. (Romanos 13:1-5) 

En lo social, Dios dejó el único manual de vida para el creyente, que es su palabra, y se encuentra en las Santas Escrituras, quien la cumple manifiesta a Jesucristo, por lo que está seguro. (2 Timoteo 3:15-17) 

Entonces si ésto se conoce, por qué en la actualidad, muchos pastores llevan a sus congregaciones, a donde va su corazón y pensamiento humano, sin sabiduría divina y bajo sus propias concupiscencias, provocan confusión en los hermanos, generando en ellos, actitudes diversas, que los apartan de la presencia de Dios. (2 Timoteo 4:2-4)  

En esas circunstancias, se abren las puertas de la iglesia para que entre el enemigo y tome posesión, haciendo estragos en las congregaciones que ocasionalmente se observaron fervientes, y luego quedaron mermadas en la fe. (Juan 10: 12-13

Ya caídas y en tribulación, se separan los hermanos, distanciándose los unos de los otros, y sin ninguna dirección, la abandonan. ) 

¿Qué fue lo que ocurrió?, se preguntan algunos de los que resistieron al ataque del maligno.

La discrepancia entre puntos de vistas opuestos, generó discordia y malos entendidos, y se engendraron la suspicacia, el rencor, la ira y la intolerancia. Y la paz y el gozo fueron disipados. ¿Dónde quedó la prédica del Evangelio, la oración y la alabanza al Señor? 

Sin la manifestación de los frutos del Espíritu en las congregaciones, y carentes de pastores que las apacienten como es el mandato, vemos cómo muchos creyentes llegan y se van, sin encontrar lo que anhelan, porque no hallaron asidero en lo que sale de la boca de quien le corresponde ministrarla y guiarla.

Se arroja entonces a los herman@s, a deambular de un templo a otro, buscando la manifestación del amor y la paz en Cristo que no encuentran; mientras que otros, alejados y dispersos, se vuelven pasivos ante el llamado de Dios. (Jeremías 23:1-5)

Bajo esa circunstancia, el pastor debe mantener el orden en la congregación, él es su guía espiritual aquí en la tierra, y ella ve en él un ejemplo a seguir. Nuestro Señor es un Dios de orden, de disciplina, justo y misericordioso, pero también temiblemente celoso de su palabra, e inmutable ante la desobediencia. (Hechos 20:28-30). 

La misma desobediencia por la que el hombre fue sumido en el pecado, por la que la tierra fue lavada por el diluvio, por la que unos vieron la tierra prometida y no pudieron entrar, y por la que Sodoma y Gomorra fueron destruidas. 

Por lo tanto, mi llamado a mis amados, los pastores de las congregaciones del mundo que aún no han hecho la obra, reflexionen y hagan conforme a la palabra santa y sagrada de Dios, con el amor más sublime obedezcan su mandato, cumplan con la gran comisión, y dejen que a través de ustedes, Él haga su obra en la congregación, que es buena, justa y bendita. (Juan 10:14-18) 

Para mayor revelación del tema, te invito a leer: 


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